Deja que mis manos se pierdan en tu espalda y vuelvan para hablarme de esas geografías. Para hablarme del punto exacto en el que fracasan todas las palabras.
miércoles, 25 de julio de 2012
Diálogos
UNO.
- Prométeme
que me amarás siempre.
- No. Al amor no se le
pueden dar órdenes. El amor pertenece a si mismo. Ciego a suplicas. Sordo a
gestos de posesión. El amor es lo único mas fuerte que el deseo. Y la única razón
justa para no sucumbir frente a la tentación. Lo que puedo es prometer ser
sincera contigo el día que deje de desasearte. Porque eso significará que hace
tiempo que te dejé de amar. Aunque haya luchado por no convertirme en uno mas
de ellos. Lo que prometo es ser franca contigo si llegara ese día. Porque creo
en la conducta espejo. Hace tiempo entendí que solo sé actuar egoístamente. Y
así quiero que tú hagas conmigo lo que nos quede por vivir.
DOS.
- La vida está condenada a muerte
- No. La vida está
condenada a vida. Y la muerte está condenada a vida.
- No.
- Si. En un espacio
negro, en un caos, en la Nada, crecemos y por un tiempo nos creemos inmortales.
La muerte está condenada a vida. Y eres capaz de sentir como resbala ardiente
el café por tu garganta que vive. Y como se separa cada una de tus costillas de
la piel, con el intenso frío. Eres capaz de cruzarte con centenares de personas
al día. Y que sin entender de raciocinios, una haga que te des la vuelta. Yo
soy capaz de sentir como cada una de mis terminaciones nerviosas son sensibles
a los minúsculos cambios de temperatura de tu piel, reconociendo al segundo el
comienzo de tu pasión, tu ola de calor, los latidos que profieres más hondos,
más rápidos. El extraordinario milagro de tener tu cuerpo cambiando bajo mis
manos. Desearte. Y sorpresa, que me desees. Que me desees es inverosímil,
¿sabes?. Extraordinario. Un accidente que sea tan intenso y recíproco. Un
milagro. Cuando somos se consuma la inmortalidad. Y esa es la condena de la
muerte, a la Vida.
TRES.
TRES.
Y se nos ha impuesto una tarea ardua y difícil. Intentar ser felices aun a sabiendas que un día todo termina. Que un día dejaremos de estar aquí. O dejarán de estar nuestros seres más queridos.
Es increíble que, aún así, nos ocurra la felicidad.
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