No hemos hecho el amor, pero te debo un puñado de
versos.
Quiero decir, que te debo
unas horas de otoño.
Una intima
conversación,
un café expresso.
Unas gotas de magia,
cierta dosis de sueños,
y el sabor de unos besos.
Imaginarios.
Hubiese podido ser
distinto
¿Hubiese podido ser distinto?
Hubieses podido doler.
Hubieses podido doler y dictarme cada una de las palabras para un libro
entero.
Si. Hubieses podido doler. Y entonces hubiese podido ver tu cuerpo
desnudo.
Sentir ese miedo a perderte. Justo antes de tenerte, como nunca nadie te tuvo.
Justo antes del abismo de besar tu
labio.
Sentir el estremecer de mi cuerpo entero, al simple
rozar de tu mano.
Lamer tus lágrimas y beber de tu piel.
Hubiese podido
extraer tu miel.
Y entonces me hubieses enseñado a Creer
en todo aquello que ya
no creo.
Pero no ha ocurrido así. Y, al igual que Pedro,
Estaría contenta
de deberte estos maltrechos versos.
"Estaría contenta si no supiese
yo
que escribir un poema es un acto cobarde,
Un pretexto irrisorio de
gente inadaptada,
De cuerpos de mentira,
Cambiando por estrofas el calor
de unas manos,
O el dulce fogonazo de unos ojos
Por la gloria marchita de
unos juegos de flores"
O por la gloria marchita, de cualquier otro
sinsentido.
No hemos hecho el amor, pero te debo un puñado de
versos.
Ahora cierra los ojos.
E imagina cómo podría haber
sido.