Lo cierto es que no se por qué esta noche, todo lo que te
quiero decir, lo escribo dentro de una canción. Lo sé, es lo mismo de siempre. Ni
siquiera sé si la escucharás algún día o si ya estarás inmerso en una ficticia
relación, recordando mi forma de amar.
Lo cierto es que esta noche que es inmensa y fría, me
acompaña más que nunca lo hiciste tú. Ella me está regalando una agridulce
alegría en la que transformo mi decepción de Azul. Y es que tu manipulación y
tus malos días han terminado por chuparme la sangre y toda mi esencia vital. Y
le suplico a esta oscuridad infinita que me devuelva la fuerza que yo sola no
sé de dónde sacar.
Y si, cuando me haces algo que me bloquea, no te sé decir
nada, ni siquiera un hola como estás, “hola como estás, bien, con esos
pantalones grises y tu camiseta pistacho, hola bien, que tal que tal cómo estás”.
Detalles que llevas hacia tus tormentas de rencores junto a todas esas palabras
que nos han ido dañando cada vez más. Y ahora escuálidos en nuestros proyectos,
temblorosas nuestras fundaciones, con un pasado que no dejo de cuestionar.
Como una recadera directa del cielo me acerco a tu infierno,
insaciable, incansable, una y otra y otra vez más, sin importarme ninguno de
tus numerosos desaires, tus ninguneos, ni tu forma tratar. Como un sicario
contratado por mi contra ego me acerco a ti empujada por un yo que sé que me
impide ser justa conmigo ni tener integridad. Y amándote en tu absoluto completo,
y en tus diferentes personalidades vuelvo al ruedo convencida de hacerte
reaccionar. Aunque eso me aniquile, me dañe y me transforme en un polvo que te
canta esta noche y del que nunca te volverás a enamorar.
Lo cierto es que tienes razón, y siempre espero mucho y cosas
que hoy no me puedes dar. Porque son cosas que se basan en aquel recuerdo que
tengo de nosotros, en la ilusión de todos los momentos buenos, y en la manera
en la que solo tú me hiciste volar.
Lo cierto es que sí, creí que eras tú, y ahora no sé cómo redireccionar,
aquella brújula que me lleva a tu nombre de indio pagano, dibujos en tu cuerpo y esa
manera de observar. Y si algún día he llorado, si algún día he gritado, si
algún día me he enfadado, si algún día me he callado ha sido porque te he amado
de verdad.
Lo cierto es que deambulo hoy por el cementerio de las emociones
enganchada a la droga más fuerte que nunca vas a probar. Y es que eres la peor
de las adicciones y yo ya sabes, nunca supe cómo ni cuándo parar.
Lo cierto es que no sé por qué esta noche, todo lo que te
quiero decir, lo escribo dentro de una canción. Lo sé, es lo mismo de siempre. Ni
siquiera sé si la escucharás algún día o si ya estarás inmerso en una ficticia
relación, recordando mi forma de amar. Pero este es mi último pensamiento, al
menos en mis noches, que te pienso dedicar. Porque siempre voy yo. Porque tú nunca vendrás. Y porque prefiero mil veces estar concentrada en mi mundo, en mi Vida y sola, que ilusionada por algo que no fue verdad.