Buenos días trabajo duro;
Reconozco que, como casi siempre, mi padre tenía razón. Tú nunca fallas. Nunca me fallaste. Nunca me fallarás. Al revés, me salvaste cuando me agarré a ti. En más de una ocasión. Siempre cumples lo que prometes. Y eres simplemente el resultado de mi esfuerzo. Sin que ninguna otra variable se cruce entre nosotros dos. Por eso te amo. Y te lo agradezceré siempre. Nunca me esconderé de ti. Ni te negaré. De hecho, te estoy esperando. Dónde estás, dime. Te necesito. Ahora.
domingo, 8 de marzo de 2020
Suscribirse a:
Entradas (Atom)