jueves, 8 de noviembre de 2012

Cuando el hambre aprieta.


Me enamoran
Las risas
Las prisas
De tu mirada
Acelerada
De las cenas
Que congelan
El momento
Y distorsionan
Cualquier tiempo
Y cualquier cena
Que en la historia existió.

El silencio
De esa mirada
Que sin cura
Nunca calla.

Mi locura
es sagrada.
No me toquen
Por favor.

De los hoteles
Que quisimos compartir
Sólo quedan
estos versos
Que se niegan a morir.

De las ciudades
Que quisimos visitar
Quedan sólo éstas brasas
Que no quieren apagar

Lo que siento,
Y tu culto
Más lo oculto,
Y más crece.

Nunca tuve
Otra religión
Que tu cuerpo de mujer.

Viajero que regresas
A esta ciudad helada.

Con tu dulzura
Que siempre empapa
mi razón.

Viajero que regresas
A la tierra desolada

Ten piedad de mí.