Escribo y escribo. Te veo. Te conozco. Te reconozco. Te
idealizo. Te presentas. Te oigo. Tienes esa voz. Una voz grave. Me sorprende. De
tu cuerpo sale una voz grave. Una voz tuya. Y me encanta. Estoy seria. Me sonríes.
Te sonrío. Dientes bonitos. Dientes perfectos. Pelo despeinado. Algo débil.
Algo quemado por el sol. Eres fuerte. Deportista. Me gusta cuanto ríes. Me
gustas. Te idealizo. Hablamos. Hablamos. Hablamos. Solo pienso en hablar
contigo. Las expectativas siguen altas. Además escribes. Joder, escribes. Te
leo. Te releo. En tu último relato, hablas sobre algo nuevo. Me busco entre las
líneas. Me encuentro. No sé si seguir leyendo. No sé si me atreveré… Sigo
leyendo. Escribes bien. Joder qué bien que escribes. Estoy segura que escribes
sobre mí. ¿Escribes sobre mi?. No seas tan egocéntrica, vamos. Pero sí, es
sobre mi. Escribo sobre ti. De forma más obvia que tú ¿Tan obvio me ha quedado?
Seguro que lo lees y huyes. Siempre lo leen y huyen. No. Tú no huyes. Dices que
te gusta. Hablamos. Hablamos. Hablamos. Hablamos. Ya me empiezo a imaginar todo
el futuro. Proyecto. ¿Proyectas? Visualizo. Intuyo. Vislumbro una dulce
cotidianidad a tu lado. Y me encanta. Te cuento algo sobre mi anterior relación.
Para ver como reaccionas. Me dices que ojala nos vuelva a ir bien. Que conoces
la persona perfecta para mi. ¿La persona perfecta para mi? Mierda. Me quieres
como amiga. ¿Estás siendo franca? Falsa que eres, joder. Por lo menos demuestra
un tic de celos. Yo que sé. Algo. Ojala tuvieses celos. Si. Celos de mi antigua
relación que no fue relación ni fue nada. Serás zorra. Está bien. Te veré como
amiga. ¿Pero para qué quiero yo más amigas?. Tengo las amigas que quiero tener.
Y no cabe ni una más. Ni una menos. Bueno. Te veré como una amiga. No pasa nada…
Tiempo, pasa. Yo también paso, de ti. Un poco. Tiempo, pasa más aún. Me buscas.
Me doy cuenta que me buscas. Recuerdo ciertas cosas. ¿Y si no podías ser franca?.
Quedamos. Mi casa. Tensión. Hay mucha tensión. Las piernas me tiemblan. Siempre
me tiemblan las piernas. Pero es algo que la gente no nota. Al menos nunca me
tiembla la voz. Tu
voz. Me dices “hola”. Esa voz. Tu voz grave. Suave y grave. Es tensión de la buena. Me encanta tu
voz. Te lo digo. Sonríes. Me encanta la forma que tienes de sonreír. Eso no. Eso
no te lo digo. Sin embargo. Te abrazo. No es un abrazo cualquiera. Es un abrazo
distinto. Te contesto “hola”. Me abrazas. Sigues. Me acaricias la mano. Te acaricio la espalda. Me aprietas. Suave.
Beso. Beso. Beso. No digo “te quiero” para no asustarte. Pero joder, cuanto te
quiero. Besos por todo el cuerpo. Está prohibido dejarse un cm. Paseamos por
los puentes de San Petersburgo. Recorremos Praga. Llegamos a Paris. Paris. Vive
Paris mon amour. Besos por toda la ciudad. Por cada uno de sus portales. Todo va
bien. Todo va tan y tan bien. Bien. Bien. Bien. Todo va demasiado bien. Mal. Todo
va mal. Todo va fatal. Demasiada calma. Me aburro. Me aburres. La rutina me
mata. Me agria. No soporto tu ñoñerío. Aparecen los primeros defectos. Los
primeros detalles. Realmente insoportables. Detalles insoportables tuyos. Que no
me puedo quitar de la
cabeza. Un no te soporto. No eres como te idealicé. Ya no
escribes nunca. Ya no cantas. Ya no bailas. Ya no ríes nunca. Ya no tienes esa
voz. Resulta que tienes una voz de pito. Y ya no pones todo París a mis pies. Ni
me sabes llevar por los puentes de San Petersburgo. Parece que tengo que hacer
las cosas por obligación. No me agobies, coño. Y no. No pienso cambiar. Yo soy
así. Lo sabías antes de conocerme. Llamadas de 5 minutos con un automático “te
quiero” al final. Besos automáticos. Fríos. Gélidos. Que ni son besos ni son
nada. Aunque se den en los labios. Resúmenes de días automáticos al llegar a
casa. Abrazos automáticos. De Micro Machine fuera del terreno de juego. Hay
tensión. De la mala. Y
aparece una nube negra. Los primeros celos. Celos. Celos a patadas. Celos irracionales.
Putos celos. Gilipollas. Zorra. Puta. Fuera de casa. Vete. La casa hecha un
cisco. Platos rotos. Sillas rotas. Cristales hechos añico. Portazo. Portazo.
Portazo. En las tres puertas. No quiero verte más. Piensas en otra. Si. Sueñas
en otra. Yo no soy la otra. Yo
solamente soy yo. Celos con razón. Claro que me importa a quién te follas.
Comparo. Odiosas comparaciones. Inevitables. Me dices. Lo siento. Perdón. Perdón.
Perdón. Nunca pretendí hacerte daño. Me dices. Te quiero, pero. Pero. No te
merezco. No eres tú. Soy yo. Me dices. No lo hagas más difícil. Maleta. Te echo
de menos. Siempre te querré. Me voy. Adiós. Yo no lloro. Yo no soy de las que
lloran. Yo nunca lloro. Pero. Lloro. Te echo de menos. Lloro. Lloro. Te echo de
menos. Lloro Lloro. Lloro. Lloro. Lloro. Tiempo. Pasa. Lloro. Ya no sé ni por
qué lloro. Escribo. Escribo. Escribo. Dejo de llorar. Escribo y escribo. Te
veo. Te conozco. Te reconozco. Te idealizo. Te presentas. Te oigo. Tienes esa
voz…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
El "hola" será el de mismo de la novena, me pregunto. Solamente usted tiene la certeza.
Me quedo maravillada de su conexión... Efectivamente, ese es el "hola" de la novena. El saludo más interior, más intenso, más expresivo, pronunciado por unas pobres bocas que prefieren no callar. Un abrazo.
Publicar un comentario