No voy a pedirte ese beso en la nuca. Ni ese abrazo, por detrás, de
cuerpo entero. No te voy a pedir tu mano en mi mano. Ni esa sonrisa en tu
mirada, cuando aparezco. No voy a pedir que recuerdes nuestro primer día. Nuestro
aniversario. Nuestro primer momento intenso. No voy a pedirte que viajes
conmigo. A Formentera. Nueva York. A Paris. A Disney. A esquipar. Y mucho menos
que me des la mano al pasear. O pases por encima de mi hombro tu brazo entero.
No voy a pedirte que me digas lo guapa que soy. Que estoy hoy. Lo mucho que me
amas. Ni te voy a pedir que me agasajes. Que me hagas sentir que me amas por encima del mundo entero. Ni que me demuestres tu amor. No te voy a pedir que me cuides a
diario con gestos tiernos. Tampoco te voy a pedir que me llames sin ningún pretexto, únicamente porque me echabas de menos. No te voy a pedir
que veas las pelis que te recomiendo. Las canciones que te mando. Todos los
cuentos que escribo. Ni que escuches con atención, todo lo que te cuento. No te
voy a pedir que sepas, que pienses, que sientas que tu hogar será siempre el lugar en el
que yo me encuentro. No te voy a pedir ese beso en la nuca. Ni ese abrazo, por detrás, de cuerpo entero. Porque si te lo tengo que pedir, ya no lo quiero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario