El primer paso.
Quisiera que diera ella el primer paso.
Lo sé. No suele ocurrir así.
Sin embargo yo quisiera.
Que el primer paso ella diera.
Que fuera ella que viniera a mí.
Yo, ya ves, no me atrevo.
Y me paso la vida entera.
Intentando encontrar la manera.
Pero no hago nada luego.
El primer paso.
Quisiera que diera ella el primer paso.
Y después yo, gustarla.
Y después yo, hablarla.
Acercarme, enamorarla, sin asustarla.
Y decirle todas esas palabras de amor.
Sin que suenen como palabras de amor.
Pero que lejos de mi, entienda que son palabras de amor.
El primer paso.
Quisiera que diera ella el primer paso.
Sé que puedo morir esperando así.
Puedo soñar cada noche y vivir.
En un continuo fracaso.
Sueño que un día me la encontraré.
Como siempre ocurre, me la cruzaré.
Y como todos los días, ella me dirá “hola”.
Como todos los días, yo contestaré “hola”.
Solo que esta vez.
Ella me tomará del brazo.
Ese es el primer paso.
Y me llevará a su casa.
Donde haremos el segundo paso de amor.
Y no saldremos de su habitación.
En la que me desvelará todo su cuerpo.
Y sabré si en mis sueños acierto.
El calor de su aliento, su entonación.
La primera palabra.
Me gustaría que dijera ella la primera palabra.
Me vale una palabra cualquiera.
Una palabra muda, un gesto sin palabra.
Por la noche, también sueño.
Que ella me hace un gesto.
Entonces yo la entiendo.
Y la tomo a ella del brazo.
Y es ese nuestro segundo paso.
Y a partir de ahí, juntos a la par.
Entramos en una casa llena de niños.
Que me llaman papá.
(versionando a Claude Michel Schönberg)
Le premier pas