martes, 15 de diciembre de 2009

Ilusión 277

No fue su boca, ni su forma de besar. Ni su pelo rojizo enmarañado. Ni sus habilidosas manos. Ni su forma de abrazar. No fue el desplazamiento, de su cuerpo, en esa habitación suplicante al tiempo. No fue su aliento en mi cara, ni su forma de bailar sobre mi piel mojada. No fue hasta donde me iba elevando. No fueron sus ojos, vistos de tan cerca, como los que pudiera tener un gato cazando. No fueron sus palabras. Ni su suave piel. Ni su voz aterciopelada. Ni sus formas ni sus fondos. Ni su espalda. Ni sus hombros, ni sus brazos, abiertos,… siempre abiertos sobre mi. No. No fue hacerme volar. No fue solo hacerme volar. No fue su forma de cantar. No fue solo su forma de cantar. Ni la que siempre tuvo, tan y tan sexual de bailar… Ni su mar. Ni todo lo que, poco a poco, se abría en lo que rodeaba… Como puedo explicarte lo que fue… Fue todo eso y fue mucho más… todo lo que, en cuestión de simples segundos, era capaz de dar. Era capaz de volcar.
Marcaje. Eso es lo que fue. Fue marcaje.