domingo, 1 de mayo de 2016

No se puede escribir un buen poema. No, ya no se puede. No en estos días que no son los de antes. Antes al dictado de las vísceras. Al compás del estandarte. A unísono del abismo. Al tic tac que siempre arde. Ellas estaban volando. Y yo les hacia formar parte. Hasta estrujarlas y verter su último hálito, su última gota de sangre. Pero los días que son los de hoy, no son los días de antes. Y no es que las musas se hayan ido. O que estén desnudas y amándose. Si no que vuelan continuamente conmigo. Pero hoy, no hay quien las atrape.

No. No se puede escribir un buen poema. Ya no se puede. Necesitaría una radial. Y un valle de espinas que las marque. Para que todo lo que hoy no escribo, no vaya a aquel lugar que es ninguna parte. Y no se pierda en el limbo de lo que nunca podré contarte. Pero es que no consigo, en los dias del hoy, escribir y pararme. Y aquello que se me ocurre y no escribo, lo sé, no volverá a iluminarme. Y cual macabro castigo, dejará de ser para no ser más que un vago olvido de recordar el olvidado momento de arranque de aquella que no soy yo cuando escribo. Siendo tan yo, por otra parte.

No. Hoy no se puede escribir un buen poema.
Pero cuánto prefiero estos a los días de antes.