viernes, 11 de diciembre de 2020

Botella de anís

(Cómo sería una canción inglés traducida al estilo coúntry de Johny Prime, en knocking on your screen door mezclado con los pensamientos de Clarisse)



Ya perdí un amor por no llorar a tiempo. Ya perdí a un amor por mi botella de anís.


Ya perdí a un amor por llorarlo demasiado. Y por retener mi llanto también otro amor perdí. 


Ya me me hice la dura, por no aparentar tan débil, ya me hice la débil por no transmitir mi frialdad. 


Ya fingí para agradar a unos, ya fingí para provocar a otros. Y también para desagradar, ya demasiado fingí. 


Pero con quien nunca fingí, fue con mi botella de anís. 


Ya perdí otro amor por ayudarlo demasiado. Ya perdí al amor de mi vida por no saberlo ayudar.  Ya fallé a los que nunca me fallaron. Y ya me fallaron a mi todos los demás. 


Ya atravesé las fronteras del odio. Me retocé en el lodo del amor sin saberlo. Ya volé por encima de él sabiendo que me debía acercar. Me dejé humillar y humillé sin retorno. Ya me arrastré por el suelo y me volví a lenvantar. 


Ya me cansé de levantarme después de cada caída. Ya aprendí a arrastrarme sin dignidad dando por perdida la ocasión no perdida. Ya perdí lo mejor de mi vida por no arrodillarme, y ya mi ego me mantuvo erguida cuando debí aflojar.


Ya probé todas las drogas suicidas. Ya me suicidé para guardar el control. Ya me desintoxiqué con otras pastillas. Y aquí estoy hoy con mi botella de anís.


Ya tuve un día un coche, que no fue realmente mío, si no que era del banco, tanto del banco que finalmente el se lo quedó.


Ya tuve una vez una familia. Ya esa familia se cansó de mi. O porque vivíamos de alquiler, o por mi afición al anís.


Ya mandé mensajes a todos, por no mandártelos a ti. Ya te mandé los mensajes que nunca te debí escribir.


Puedo ver tu espalda, si ahora cierro los ojos. No hay nada más bello, que recordarte sonreír. Realmente hay cosas que echo de menos. Pero ahora lo daría todo, por volverte a ver reír.


Tardé mucho en darme cuenta, de que tú no tenías todas las respuestas a mis preguntas i quietas. Y que por muchas preguntas que tenga, nunca encuentro las respuestas en lo mundano, más si en mi botella de anís.


Y puedo ver tu cuerpo, si ahora cierro los ojos, desnudo y perfecto, ya no necesito más de tus fotos, con mi bótella de anís.


Y aquí estoy con mi botella de anís...