miércoles, 19 de octubre de 2011

El hechizo de mis noches...

Amor, amor.
El día es oscuro. Necesito abrazarte.




Ya no sé ni quien pronunció estos versos antes. Si tú. Si yo. Soy tú. Eres yo. No se quien profesa las palabras, ese fado que repite cada pliegue de mi alma desde que dejé de ser atea, para creer en ti.

Viniendo de ninguna parte.


Viniendo


de todas partes.

De mi, de ti. Y de un viento marino que me despeina cada mañana al amanecer, cuando se suicida la noche por el horizonte. Y aparece un

Lenguaje,

privado,

sin duda.


Naufragio de,

Palabras,

ya usadas,


Palabras que me destinas a mi, como nuevas.
Palabras que me destinas a mi, gastadas.
¿palabras de segunda mano?

No sé quien pronunció estas palabras con anterioridad. Ni cuantas veces las repetiré. Tal vez tú antes. Tal fui yo. Tal vez escuchaste hablar esos pliegues de mi alma que llueven por este pecho desolado que no entiende nada.

No entiendo nada.

Sólo sé sonreír cuando te veo.
Sólo quiero sonreír cuando te veo.

Y abrazarte


Tengo unas terribles ganas de abrazarte, amor.

¿las tienes tú?




L

I

ABRAZARTE
B

R

E


Y sentir tu luz.

Y bautizarme con palabras privadas escritas en mi piel.
Por tu cuerpo.


Nuevas palabras. Solo dichas por mi.
Por ti.
Por nuestro nuevo mundo eterno.



Nuestro
lenguaje privado.

Amor, amor.
El día es oscuro. Necesito abrazarte.