martes, 26 de mayo de 2020

Mi Argentina



Eras mi Argentina. Con tu norte. Con tu Sur. Con 360 otros puntos cardinales. Con tus tangos y tu pampa. Con tu río Tigre. Con tu historia. Por supuesto con tu fútbol y tus barras bravas. Tus relatos, tu lunfardo, tu radio, tu pasión, tus gracias, tus te amo.

Todo tú. Mi Argentina. 

Sin muros. Todo evidencias. Plazas de mayo y milongas bailadas. Tú todo azul, en mi pupila embelesada que admiraba como hacías arder el aire, como pintabas tu cuerpo y desnudabas tus ropas. Hacías que el silencio sacudiera sus crines y que tus pensamientos se convirtieran en palabras que pronunciabas solo para mi, en ese lenguaje que habíamos inventado. Nuestro. Que nadie más entendía. Pisamos también un mundo nuevo por nadie antes conquistado. Tú lo querías llamar Ibiza y yo lo quería llamar Azul. Era tan sencillo ponernos de acuerdo en esa época que al unísono pronunciamos Ibizul, mientras era aún verano y sonaban las patillas del abuelo. 

Hicimos todas las magias y me enseñaste el arte de la hechicería. La arena inundaba los relojes del tiempo y tus ojos me contaban las historias más bellas que había escuchado mi piel. Cada uno de mis pasos era para lograr tu aplauso. Y a tu lado aprendí a volar. Como solo lo saben hacer los pájaros. 

Y es que nuestra historia se había escrito antes que el tiempo. Y seguirá nuestra silueta como fuego eterno en los pechos de los que realmente amaron alguna vez

Eras mi Argentina. Con tu norte. Con tu sur. Con 360 otros puntos cardinales. Con el ansia y la perfección que tiene todo lo imperfecto de lo que te vas enamorando poco a poco. Pero a la vez como un tsunami. Como una explosión. Que cala en tus huesos, y a partir de lo que ya nunca volverás a ser el mismo.

No olvides amor, aquellas noches que nuestras almas lucharon cuerpo a cuerpo.