sábado, 21 de marzo de 2020

Tratar con cuidado, contiene sueños.


Abrazos Blancos

Pasará. Porque todo pasa. 

Y podremos ir al café. Ir al fútbol. Y a un concierto. Ir a trabajar. Coger el metro. Dar la mano. Dar dos besos. Podremos ir a cenar, a bailar, ir al cine juntos. Podremos volver a viajar. Y los cumpleaños se volverán a celebrar.

Nos podremos ver más cerca de a dos metros y pasear sin que vengan a detenernos. A mandarnos a casa, ¡Ya!. 

Y los nietos podrán abrazar a sus abuelos. Los amantes se volverán a encontrar cuerpo a cuerpo. Y esos besos sabrán a los primeros, con todas las ganas reprimidas, con todo aquel tiempo que la ardiente paciencia del deseo ha hecho madurar. 

Despreciaremos, hartos, todas las pantallas. Todo lo virtual. Agradeceremos el cara a cara, todos los directos, la palpable realidad. 

Puede que si, que sea Madre que, después de muchos avisos, después de que no le hayamos hecho ni caso, nos de el último toque ya. Pueden ser tantas cosas,... 

Pero pasará. Y si lo hemos hecho bien, si hemos aprovechado este tiempo de verdad, si nos hemos parado a pensar y a mirarnos por fuera, por dentro, ese día llegaremos más fuertes. 

Llegaremos más limpios. Llegaremos más inteligentes. Más solidarios. Habremos aprendido a relativizar. A vivir entendiendo que es un regalo la vida. A valorar lo que es importante de verdad. Habremos aprendido muchísimas cosas. Los féretros, las sirenas y los aplausos cesarán. Y cesarán los abrazos blancos. 

Todo esto pasará. Porque todo pasa. Y ese día, el día que llegue que gane la batalla la sanidad, al abrazar cerraremos los ojos. Y como muchas otras cosas ya hechas anteriormente pero transformadas a nuevas, esos sí serán abrazos de verdad.