viernes, 5 de octubre de 2012

Nota: ¿es posible prender fuego al infinito?.


Tu boca no es tu boca. Es la memoria de tu boca.
Mi memoria.
Que se retuerce en su oquedad para recibir las últimas gotas.
De tu saliva.
Que no es tu saliva. Sino la memoria de tu saliva.
Sobre mi pecho.
Sembrado de estepa blanca marchita.

 
Ya nadie riega mi pecho.
Tres gotas de tu saliva no me bastan.
No bastan a este pecho adusto.

 
Y aún, si lo fueran.

 
Pero no son siquiera gotas reales.
Un espejismo
Son la memoria de unas gotas.
De tu saliva.

 
Y mi memoria.
Que es tenaz como la lluvia.
Ojala fuera lluvia y no memoria.
Para borrar. Para disolver. Para regar. Para dar vida.
 

Pero mi memoria,
es hoy espejismo.
Y es hoy yermo. Es esquivo.


Y confunde - todo lo confunde -
un fuego que me arrasó
(Apártense de él, les aconsejo)
Con El Verbo.
Dios.
Con aquel Verbo posesivo.

No hay comentarios: