sábado, 31 de mayo de 2008

PURA VIDA


Suena un violín. Me doy cuenta de que nada puede sonar tan triste como este violín. Está todo oscuro. Solo se oye el canto del violín. Su lamento. No veo nada de luz a mí alrededor. Me pesan los párpados. Intento concentrarme en el sonido que asciende, agudo, lento, crujiendo a veces las hebras del arco al retomar las cuerdas. No consigo abrir los ojos. Mantiene una nota y la hace vibrar. Creo percibir algo de luz al fondo. Permanece vibrando mucho tiempo. No puedo levantar los ojos. Me guía, me llama. Me pesan demasiado. Es un sonido triste. Me daña la luz. Crece en intensidad y en arpegios. Intento enfocar la luz. Son las notas más tristes del mundo…

Tengo sueño. Tengo mucho sueño.

De nuevo el silencio.




Solo silencio




No siento mi peso. El silencio ha envuelto cada uno de los rincones de la habitación donde permanezco tumbada. Donde permanezco inmóvil. No se cuanto tiempo llevaré aquí. Solo quiero dormir. No me responde ningún músculo del cuerpo. Pero no me importa. Tampoco se lo que hubiera hecho en caso de que me respondiera… No me siento. Ni siquiera puedo palparme, ni notar mi respiración. Tengo sueño… mucho sueño…



Desde muy lejos vuelvo a escuchar el triste violín. Esta vez está menos oscuro y creo reconocer una pequeña silueta que lo sostiene. Toca lento, toca bien. No puedo erguirme porque tengo la espalda pegada al suelo. No puedo ni siquiera levantar el cuello. No lo noto. No me noto. Las notas se van acercando a mí. Me vuelven a llamar, descendiente de los agudos, de nuevo vibrando. Pienso que parece un pájaro enjaulado. Nunca había escuchado nada tan triste en el mundo…




De nuevo, el silencio



No se cuanto tiempo llevo así… Tengo sueño… mucho sueño… no consigo mantenerme despierta…





De nuevo ese violín. Está utilizando notas más graves, más densas pero ligeramente más alegres. Abro los ojos con dificultad. Las notas se enlazan fácilmente. Intento levantar el cuello. Sube lentamente a los agudos. Enfoco. Es un niño. Es un niño tocando el violín. Es un niño con el rostro más triste que he visto nunca. Su técnica es trabajada. Con unos dedos que conocen de memoria las cuerdas y con una muñeca que conoce el peso del arco. Tiene los ojos ligeramente abiertos. Siente la música que toca. A la vez permanece mirándome a mí. Su música me llama. A pesar de él. El parece haber vivido más de lo que un cuerpo de su peso puede soportar haber vivido. No es él el que me llama. Si sus notas. Intento erguirme. No soy capaz. Sigue acelerando, en crescendo, en arpegios que suben a los agudos. Manteniendo las notas en los agudos. Me llama con su música y no soy capaz de seguirle. No soy capaz. Sin embargo se que me acompaña. No reacciono como espera. Pero por alguna extraña razón me acompaña, a su manera. Es lo que quiere hacer y lo sabe hacer... Tengo mucho sueño. No puedo mantenerme despierta. No puedo.



De nuevo silencio.



Oscuridad y silencio



Debo llevar más de 1 semana en este oscuro cuarto. Bajé las persianas para no recibir la luz del sol. Es normal que lleve aquí encerrada todo este tiempo después de lo sucedido. Pasará. Pasará porque todo pasa. Porque el tiempo lo curará. Y entonces podré volver a abrir los ojos. Podré erguir el cuello. Podré volver a levantarme despegando mi espalda del suelo. Podré abrir la persiana. Podré soportar la luz. Podré caminar y hablar con la gente. Como si nada. Como si todo fuera normal. Sin ni siquiera resignación. Sin que se trate de una aceptación. Sin que se trate de una derrota. Sin que se trate de otra cosa más que de la pura vida.

Y todo volverá a sus orígenes como una cruel ironía.
Sin embargo, a partir de ahora, se repetirán muchas noches, en las que escucharé en plena oscuridad, este violín, el violín del niño de triste rostro, concentrado en su instrumento, enroscado en sus notas, consiguiendo hacer sonar la música más triste de este mundo.

3 comentarios:

manolo mata dijo...

¡Has vuelto a lo grande! Desde enero tus admiradores te esperábamos con ansiedad. La calidad siempre se agradece. Seguiremos esperando aunque no vengas de tres en tres.

G.'s Land dijo...

¡Muchas gracias por la calurosa bienvenida que has dado a los nuevos relatos Manolo! Así cualquiera deja esto abandonado...
En primer lugar gracias por el privilegio que supone estar nombrada en tu blog.
En segundo lugar me ha encantado el que has colgado hoy de "Le llamábamos Marnie": tremendas, preciosas y precisas descripciones. Auténtica poesía.
En tercer lugar muchas racias por permitirme acceder a él y brindarme la posibilidad de leer con tranquilidad todo lo que has escrito y publicado.
Un fuerte abrazo compañero.

Anónimo dijo...

Pura vida es lo que consigues transmitir con tus relatos... Tu fan, seguidor y critico personal menos agudo te felicita y se rinde de nuevo a sus pies de doncella...