sábado, 12 de enero de 2008

Un 7 de noviembre

Hoy he visto un cuerpo perfecto. De tez clara y sin embargo con un bronceado homogéneo, cuidado, con pecas caprichosas que decoran un vientre plano y fuerte. Unos pechos bondadosos que de manera irresistible ya, quería poder ver, en ese cuerpo atlético, que he evitado mirar para que no me delaten mis ojos llenos de deseo por toda esa perfección que tanto se armoniza con la delicadeza de su cara, de sus rasgos, de sus pecas. Con la delicadeza de sus ojos y su sin embargo aire algo masculino en su pequeña y recta nariz, y su mandíbula... Una perfección de la que es consciente, y que además cuida, al detalle. Un bonito pelo, con la cara que he descrito, con un cuello blanco, unos hombros rectos y un cuerpo que mis dedos conocen de memoria por las veces que han soñado con él. En pleno mes de noviembre un tono de piel de chocolate. No me he atrevido a más, no me he atrevido... Mantenía la vista en otra persona y he despreciado su cuerpo, el Cuerpo, que merecía que me arrodillara ante el. No he podido examinarlo como me pedían mis ganas de gata, pero ella, luego, jugando quizás, provocando puede, o casualmente lo mas probable, ha pasado por delante de mi, lenta, provocativa, consciente de su belleza, la fuerza de su espalda y el porte de sus curvas, de su cintura y de la perfección de su culo. Como un imán mi cuerpo completo quería seguirla, quería agarrarla, quería abrazarla y notar cada curva hasta conocerlas de memoria… Y entonces he vuelto a pensar, como tantas veces he pensado, que no hay nada más bello q el cuerpo desnudo de una mujer. Y ella hoy me lo ha regalado.

No hay comentarios: