sábado, 12 de enero de 2008

Arran Quay

Siete de la mañana, Dublín, 2001. No recuerdo ni en que día estamos ni creo que esto tenga mucha importancia para la reestructuración mental que de todo esto estoy haciendo. Oigo gaviotas. El cielo esta gris. Estoy acostado en el lado derecho de una cama vieja pero cómoda, con un par de mantas marrones que me arropan tanto que consiguen hacerme olvidar lo fría que llega a ser esta habitación. La luz a penas se vislumbra por una ventana sin cortinas, que da la sensación de una pared más vieja de lo que en realidad es. Pero ya no es de noche. Pronto me deberé levantar. A mi lado, apoyada en mi, duerme. Me gusta estos momentos en los que la puedo contemplar sin que ella lo vea, sin que me diga riendo que deje ya de mirarla, .. sin que nunca de esto se vaya a enterar. Respira de manera suave y constante. Un mechón rubio cae sobre su mejilla ahora blanca, que tanto se enrojece por el frío del exterior. Sus pestañas largas llegan a verse entremezcladas, cerrando los ojos mas parecidos al cielo que hay. Cuando los abra para mi se iluminara todo. Cuando los abra empezará mi día. Nariz pequeña, se une por dos pliegues al labio superior, cerrado sobre el otro, que parece aun mas rojo. Se ha movido. ¿Puede que note que la estoy observando? ¿puede que perciba como mis ojos recorren todo su cuerpo de forma escrutante, sedienta, y a la vez de forma admirada?
Muy pronto se despertará, sonreirá antes de estirarse un poquito y me preguntará que tal he dormido. Siempre pensé que esa era una pregunta estúpida en una situación como esta, pero ya no. No cuando lo pregunta ella. No cuando viene de esa voz, esa voz que solo yo noto un poco somnolienta, porque la conozco a la perfección, porque la he escuchado miles de veces, y porque es una voz embriagadora. Me sonreirá y en la cama notaré de repente un inmenso frío, un vacío, viendo como uno de esos pies desnudos y blancos que me daban calor se apoya en el suelo frío. Hasta que el tobillo del segundo pie, como advertido por el otro de lo frío que va ha resultar el nuevo contacto, haga lo mismo, de forma decidida, disimulando un ligero titubeo, e impulsen a dos piernas largas solo tapadas por una camisa blanca , a salir de la habitación. Entonces me sentiré morir. Pero seguro que pasa, porque como siempre, todo pasa ...

Se acaba de despertar…

De nuevo solo en casa. Se ha marchado a la facultad. Desde la ventana del salón veo como se levanta St. Catherine´s Church entre el resto de edificios homogéneos. Vivimos en Arran Quay, numero 121, The Chandlers. Ha terminado de amanecer. La vista es agradable. No es una ciudad especialmente bonita, pero es una ciudad con río, y eso le da diez veces mas valor, y la convierte en una ciudad mágica.





497 palabras
23 de noviembre de 2001

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